Desde los griegos hasta el siglo XX el ideal de ciudadanía se basaba en la pertenencia a una política concreta dentro de esta política el estado moderno había construido un acuerdo con mecanismos de inclusión y exclusión es decir que parte de los ciudadanos gozaban de derechos y el resto carecía como podemos ver por ejemplo en el modelo clásico se incluía a los hombres libres nacidos en la polis o en el imperio y a las mujeres, exclavos, extranjeros, metecos...eran los excluidos de la sociedad. En el modelo moderno es decir estado-nación sólo se excluía a los extranjeros, en cambio, en la cosmopolita no se excluía a nadie pero esto no es así. Aún existe una gran diferencia entre los individuos de una sociedad.
También hay un gran desequilibrio en la sociedad por la influencia de los grandes agentes económicos y raciales. Es el caso por ejemplo de los inmigrantes, apátridas, refugiados, de todos aquellos que no pertenecen al país en donde están. Los sucesos están variando muy rápido. Estamos contemplando la caída del sistema político que ha gobernado el mundo durante muchos siglos : el estado nacional. La creciente interdependencia entre las diferentes zonas del planeta, la influencia de grandes agentes económicos en el acuerdo de la decisiones de los gobiernos el espectacular aumento de movilidad y la creación de redes mundiales de información y algunas opiniones socavan los fundamentos del estado y pasamos a un nuevo contexto de pensadores como J. Habermas sin embargo seguimos viviendo en un mundo formado por naciones independientes. Pero su soberanía ha reducido tanto por abajo como por arriba. En el futuro parece estar claro que continuará desempeñando un papel destacado en la escena política.
Pero no podemos negar que si los retos a los que nos enfrentamos tienen una dimensión global la respuesta de estas tendrán que ser globales.Estas características requieren un nuevo gobierno mundial o volver a formar un fondo de las instituciones globales existentes.
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